Luego de la captura de dos hombres, presuntamente responsables materiales del crimen de cinco jóvenes el pasado 11 de agosto en un cañaduzal al oriente de Cali, las familias de las víctimas reconocieron el esfuerzo de las autoridades, pero hay en el ambiente un manto de incertidumbre sobre varios aspectos que aún no se han revelado, como la motivación del crimen y quién o quiénes dieron la orden, quién es el dueño de los predios donde ocurrió la masacre y cómo es que en verdad sucedieron los hechos.
Con un despliegue de autoridades, encabezadas por el presidente Iván Duque, el Fiscal General de la Nación Francisco Barbosa, el director de la Policía Nacional, el General Óscar Atehortúa y el Ministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo, el Gobierno anunció la captura de dos hombres, señalados de ser los autores materiales del asesinato de los jóvenes; uno más está prófugo y con orden de captura y la investigación continúa para encontrar otras posibles irregularidades, como la naturaleza de la empresa encargada de la seguridad y todo lo que habría detrás de lo que pareciera ser una fachada criminal de proporciones mayores.
Sin embargo, hay detalles que desconciertan a la opinión pública, como el hecho de que este operativo se anunciara solo un día después de que el alcalde de Cali Jorge Iván Ospina pidiera, a través de redes sociales, el apoyo del FBI para esta investigación, petición que por si sola se cae de su peso pero que habría acelerado la presentación de resultados en menos de 24 horas.
Tras cámaras se conoció que cayó muy mal esta declaración de Ospina, que tenía conocimiento de que más de cincuenta hombres del más alto nivel de inteligencia investigativa, estaban al frente de las averiguaciones. Pero fue precisamente después del anuncio de Ospina que una comisión de fiscales e investigadores, entre agentes de la Policía y el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) llegó a una serie de allanamientos durante la noche del jueves 27 de agosto, en distintos sitios de la capital del Valle del Cauca
Por ahora la versión entregada dice que los dos capturados, hacían parte de la seguridad del sector y sin mediar palabra arremetieron contra los jovencitos que, según la versión entregada por el Fiscal, fueron asesinados “por comer caña, en un acto de barbarie”. Sin embargo, el General Óscar Atehortúa, director de la Policía Nacional, explicó que horas después de la captura de los dos sindicados, se conoció que habría la motivación de justicia por propia mano, frente a la posible participación de uno de los muchachos asesinados, esto basado en los testimonios de uno de los detenidos.
Ahora los esfuerzos se concentran en la búsqueda de Gabriel Alejandro Bejarano, quien se convirtió en el hombre más buscado del país por las autoridades. De él se sabe que tiene antecedentes judiciales y casa por cárcel, de la cual se encontraba ausente el día de los hechos.
Según informó el Ministro de Defensa, las recompensas fueron clave para la aprehensión de los dos primeros sospechosos y lo será también para Bejarano, quien está fugado.
Por ahora lo que más reclaman las madres es que la justicia llegue de manera completa y veraz y que nunca se olviden los nombres de Luis Fernando Montaño, Jean Paul Perlaza, Léyder Cárdenas, Álvaro Caicedo y Jaír Andrés Cortés; los cinco de Llano Verde.